En España, recientemente hemos oido hablar mucho de ella debido a la colaboración que ha realizado con el último film del director manchego Pedro Almodóvar, Los amantes pasajeros. Y es que Bvlgari no solo ha cedido joyas para vestir al personaje interpretado por Cecilia Roth, sino que ha creado en exclusiva un neceser de cuero rojo con asas de esmalte inspirado en su línea Serpenti.
Ésta pieza unica creada en exclusiva para la película demuestra el estrecho vínculo que existe entre la moda y el cine. El cine siempre se ha visto influido por las tendencias, siendo, en infinidad de ocasiones, dictador de las mismas.
Este hecho se remonta fundamentalmente a la dácada de los 50, cuando los medios de comunicación transmitían a la población nuevos mecanismos de consumo, y en muchas ocasiones casi sin ellos darse cuenta. Esto hizo que muchas marcas empezaran a participar en el séptimo arte.
Casos conocidos son los de James Bond y la firma de relojes de lujo Omega, la serie america Mad Men y Banana Republic o Prada y el film el Gran Gatsby.
El cine no se escapa de las efectivas estrategias de márketing que siempre consiguen incrementar los ingresos tanto de marcas como de películas, y más aún en tiempos de crisis. El cine logra que un simple neceser se convierta en un potencial objeto de consumo.
A su vez, el mundo de la moda es consciente del poder y la ayuda que le pueden proporcionar los medios de comunicación, por lo que viene siendo muy habitual que se lleven a cabo estrategias como estas.
Las estrategias más habituales a través de las cuales la moda y el cine se relacionan directamente son:
1. Product Placement o publicidad por emplazamiento: es la colocación de una marca, producto o mensaje en la película o serie, de forma que los espectadores se percaten de su presencia, en ocasiones,de forma inconsciente.
2. Branded content: estrategia más ultilizada recientemente. Toda marca tiene una historia que contar, si no, no es una marca. Las marcas trasladan su mensaje a través de formatos como el televisivo o el cinematográfico. Es decir, las marcas aparecen integradas en el guión de la película.
Reflexionemos, ¿cuántos ejemplares del neceser de Bvlgari se venderán? ¿Cúantos hombres que se sienten identificados con James Bond quieren conseguir la elegancia y la presencia de su prescriptor? ¿Se crea moda para la publicidad o para la sociedad? ¿Para venderse o para fotografiarse?
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